A todos nos gusta que nuestros cosméticos huelan bien, y es que los aromas acompañan a la humanidad desde hace miles de años.
El sentido del olfato conecta directamente con las emociones y los recuerdos, por ello un olor nos puede transportar a nuestra infancia o a un lugar o a una experiencia vivida en el pasado.
Los aromas o perfumes que forman parte de los ingredientes de los productos cosméticos, en realidad son la suma de varios componentes, muchos de los cuales son alérgenos, es decir, pueden provocar una reactividad del sistema inmunitario que puede durar toda la vida. La persona que ha generado una sensibilización a un alérgeno puede generar reacciones alérgicas, como eccemas o irritación, ante la exposición de pequeñas cantidades de ese alérgeno.
Se calcula que entre el 1 y el 9% de la población de la Unión Europea es alérgica a los alérgenos de fragancias.
Y si pensamos que esto solo afecta a los perfumes sintéticos estamos equivocados. Los aceites esenciales son compuestos aromáticos naturales muy utilizados en cosmética por sus características aromáticas entre otras propiedades interesantes. Lo que pasa es que son mezclas de multitud de componentes, muchos de ellos alérgenos también.
El Reglamento Europeo 1223/2009 ya contempla la obligación de declarar 26 alérgenos cuando se encuentran a una concentración mayor a 0.01% en productos que se aclaran o mayor a 0.001% en productos que no se aclaran.
Pero al estudiar la situación, el Comité Científico de Seguridad de los Consumidores (CCSC), en su reunión plenaria del 2012, dictaminó que además de los 26 alérgenos incluidos en el Anexo III del Reglamento, había que incluir 56 alérgenos más que han provocado alergias en personas. Además, las fragancias como los prehaptenos y los prohaptenos, que al oxidarse pueden transformarse en alérgenos de contacto se tratarán como equivalentes a los alérgenos de fragancias y estarán sujetas a las mismas restricciones y requisitos reglamentarios.
Para que las empresas de la industria cosmética puedan adaptarse a estas nuevas restricciones se concede un periodo de adaptación que empieza a contar desde la entrada en vigor del Reglamento de alérgenos en 2023. Se da un plazo de 3 años (hasta 2026) para que las empresas adapten las etiquetas e información de sus productos a las nuevas restricciones y hasta 5 años (hasta 2028) para retirar del mercado los productos que no las cumplan.
Parece mucho tiempo, pero las empresas que tiene muchos productos tienen mucho trabajo por delante, ya que, a partir de ahora, componentes tan comunes como la naranja, limón, vainilla, eucalipto, jazmín, lavanda, rosa, entre otros, deberán constar en el etiquetado, en su nomenclatura INCI si están en concentraciones superiores a las establecidas.
A todo esto, hay que sumarle el reto que supone etiquetar tantos ingredientes en un cosmético con un envase pequeño. Las nuevas restricciones en pro a la seguridad de los consumidores movilizan a la industria una vez más para adaptarse a las nuevas necesidades.
En Supplaffairs ayudamos a las empresas a adaptarse a los cambios regulatorios para seguir ofreciendo productos seguros a los consumidores.